Tal vez muy en el fondo...

Las máscaras en las que nos escondemos son realmente increíbles y poderosas. Puedes usarlas por tanto tiempo que terminas adoptándolas a la figura y contorno de tu rostro. Incluso puedes llegar a sentir que la máscara que te cubre es tu rostro verdadero, pues ya ha pasado tanto tiempo desde la última vez que la dejaste de lado que has olvidado cómo luce tu semblante escondido detrás de ella. 

Todos tenemos máscaras. Todos. Creo que el secreto de una verdadero amigo o de aquel que realmente ama, está en conocer a las personas que están detrás del antifaz; lograr quitar esos espejismos de apariencia y conocer el verdadero YO que se esconde en un recóndito lugar de su existencia. & al final de ello, al ver en un lugar con la iluminación suficiente, el aspecto y las facciones exactas de la persona que se escondía detrás de la máscara, amarla tal y como es. Ese es el secreto del amor. Implica amar, aceptar y respetar las cicatrices que ha dejado la vida en el semblante de aquella persona. Incluso si aun tiene heridas abiertas, amarlas, cuidarlas y ayudar a sanarlas.

Seamos personas curiosas, pero de corazón. Busquemos la curiosidad que va enfocada a conocer el rostro verdadero de cada persona, el nuestro inclusive. Aprendamos a entender qué esconde el corazón, no creamos lo que dicen de alguien en particular, ignoremos los chismes, ignoremos también los prejuicios. No es fácil, claro está, pero tenemos toda una vida para entender cómo hacerlo. Busquemos ver corazones y no apariencias, pero busquemos con una mirada profunda, más allá de lo terreno, una mirada espiritual, tal vez. No indagues como detective buscando resolver un caso, antes pregunta con interés propio y real.

Personalmente he conocido muchas personas en estos veinte años; algunas sinceras, otras no tanto. Pero he entendido que todos tenemos una parte tierna y delicada en el alma, incluso aquel en quien vez dureza a simple vista. Tal vez el corazón ha sufrido tantas pérdidas, tantos engaños , traiciones y heridas que procura esconderse bajo una enorme y gruesa capa de valentía, tal vez de rudeza, de miedo, de timidez, incluso de espontaneidad; pero si buscas bien y haces las preguntas correctas, encuentras realmente el alma y el corazón de cada persona. Probablemente ese corazón esté escondido, temeroso, receloso, desconfiado, pero sigue latiendo y esperando por alguien que lo ame...¿Lo encontraste? Sé cauteloso, no lo lastimes, cuídalo mucho, casi como si fuera el tuyo. Ahora es tu turno de mostrar tu corazón. Sé recíproco y empático con esta situación.  

Aprendamos a escuchar, todos tienen una historia qué contar. Todas las historias te dejarán lecciones de vida.Escucha a las personas, porque de la abundancia del corazón habla la boca, y una platica para ti "común", puede ser el principio de una hermosa amistad. Además nunca sabes cuándo esa persona necesita ser escuchada, cuándo necesita desahogarse y necesita alguien en quien confiar. 

Aprendamos a escuchar sin emitir juicio. Evita juzgar, pues todos tienen una razón por la cual actúan como lo hacen. Un pasado que ha marcado, que no pueden ya cambiar, y tal vez no lo conoces. Tal vez harías lo mismo en su lugar.

El alma de aquel que finge, es un alma con miedo a ser expuesta ante el mundo, con miedo a ser lastimado de nuevo. Esa persona no pretende volver a dejar su corazón en manos del sujeto equivocado, no más... Y es porque aun no comprende que hace falta, que es necesario arriesgarse para encontrar en el mundo, la persona que será curiosa, cautelosa y que lo amará. Siempre habrá alguien, estoy segura.

Ama, no temas, si el corazón se rompe, hay mil maneras de repararlo. Con ayuda de Dios, principalmente. Si no amas, el corazón pierde su razón de ser, deja de latir pues no tiene sentido de existencia y termina convertido en roca. No te arrepientas de conocer personas, todas dejan algo bueno en ti. Tal vez unas te enseñen cómo vivir tu vida mientras que otras te muestren cómo no hacerlo, pero siempre dejarán una lección válida en tu camino.