Mi espacio!

¡Santo, santo, santo! Tengo una visión, que viene del Padre. El rey me la dio y no la voy a soltar. La visión que se instaló en mi corazón, es mas grande que yo, que todo, que todos, y puesto que viene del Santo, se cumplirá y no tardará. Yo solo soy una pequeña parte de su inmenso y plan, que aunque pequeña, importante. Para ti, soy importante. Estoy luchando por no enfocar mis ojos en algo que me aparte de la visión. Hay cosas en medio del camino que me desenfocan por instantes y me hacen sentir que lo que tú me has dicho no va a suceder. Veo el presente y parece tan complicado que lo que dijiste, realmente suceda. Pero cuando hablo contigo, rápidamente me lleno de esperanza y veo entonces cómo éste, mi presente, solo es parte del proceso que nos llevará a tu futuro. Tú eres dueño de los tiempos, Señor de los tiempo y tus años no acabarán y lo que has dicho, ciertamente sucederá. ¡En tu nombre haremos proezas! Y la visión es esta: "La iglesia despierta, no ha